LA NUEVA CRONOLOGÍA (0 - 85 D. BLONEAD)
La reina Blid Blonead fundó Iberian, un reino unido formado por todos los clanes, y anunció con ello el comienzo de una nueva era.
El primer periodo estuvo marcado por duras batallas por la supervivencia del día a día. Algunos nómadas se establecieron como granjeros, pero cultivar los campos no era tarea fácil, dado que las semillas rara vez brotaban en la asolada tierra. Los ataques de criaturas salvajes, que vagaban por el continente en busca de alimento, estaban a la orden del día.
Sin embargo, y a pesar de todas las desgracias, el joven reino gozaba cada vez de más poder. Los iberianos aprendieron técnicas de lucha ancestrales para poder defenderse mejor. Finalmente, desterraron a la mayor parte de las criaturas a regiones aisladas y devolvieron así la paz al reino.
De pequeños pueblos surgieron florecientes ciudades y se exploraron y colonizaron nuevos territorios. Sin embargo, la prosperidad de Iberian acarreó dificultades inesperadas: continuas luchas por el territorio que acababan convirtiéndose en conflictos armados. La reina tenía que tomar el control.
Tras largas deliberaciones con sus más íntimos confidentes, dividió el territorio y estableció las fronteras de Iberian. Ardir, Tibered y Tarat fueron las primeras regiones que se constituyeron. Se trataba de enclaves estratégicos situados en el centro del continente que debían defenderse de los continuos asedios.
Los crueles Rahu invadieron Iberian una vez más y asolaron casi todo el continente en la batalla de Ardir. La lucha entre el bien y el mal se desató de nuevo: por un lado se encontraba la fuerza de la creación, que desde hacía miles de años se ocupaba de mantener la paz en el mundo. Por otro lado se alzaban los ejércitos de Bergelius, que se empeñaban en hacerse con el poder e instaurar un reinado del terror.
En las filas de Ardir luchaba Arian Horus, un valiente caballero. Tras numerosas combates, de los que salió vencedor, fue derrotado en una larga y agotadora batalla y apenas pudo poner a los heridos a salvo.
Pese a todo, no se dio por vencido y reunió a nuevas tropas bajo sus órdenes. Finalmente, en Tarat, guió a los iberianos hacia una victoria triunfal en la que muchos de los jefes enemigos perdieron la vida. Los Rahu que sobrevivieron también fueron expulsados. Sin embargo, tanto la reina como el héroe de guerra Arian Horus desaparecieron después de repente sin dejar rastro.